JORDI VIA I LLOP

La empresa ciudadana, a través de una rendición de cuentas que potencie una ciudadanía responsable, es una fórmula que puede impulsar una economía que avance hacia la sostenibilidad integral. Por su parte, los seguros éticos y solidarios pueden acercar las entidades operadoras del mundo de los seguros a las potencialidades transformadoras de la economía social y solidaria y de la empresa ciudadana.

A mi juicio, cuando hablamos de crisis debemos aclarar, como punto de partida, que estamos ante una crisis estructural que se manifiesta de manera simultánea en el ámbito financiero, energético, ecológico, social y de los valores. La crisis sanitaria ha descubierto y amplificado aún más los desequilibrios económicos y sus efectos sociales y ecológicos.

Por lo tanto, no se trata de una crisis puntual, sino de una crisis sistémica. Una crisis sistémica impone la necesidad de experimentar y consolidar nuevas formas de entender la empresa y la economía. Para crear las condiciones para salir de una crisis estructural como esta, no conviene volver a situaciones anteriores, ni por los motivos de fondo, ni por los objetivos, ni por los métodos de trabajo.

Hay que considerar la sostenibilidad integral (individual, social y ambiental) como objetivo hacia donde debería tender la sociedad. Hay que reconvertir nuestras formas de producción y consumo. Hay que, por lo tanto, entender que la economía debe ser un subsistema supeditado a los sistemas sociales y ambientales, y que avanzar hacia la sostenibilidad integral supone avanzar en la sostenibilidad de la vida.

Para que la práctica de la sostenibilidad integral avance, las empresas deben aceptar que su existencia solo es posible gracias a la sociedad. Por este motivo, es fundamental que rindan cuentas mostrando de manera continuada su compromiso social y ambiental. Que constaten, en consecuencia, su comportamiento como empresa ciudadana.

La empresa ciudadana, una alternativa

Potencialmente, la empresa ciudadana puede generar dinámicas significativas de transformación socioeconómica. En el plano conceptual, la empresa ciudadana supera la escala de valores y la base ideológica de la empresa mercantil convencional y cuestiona que esta sea considerada acríticamente como el único modelo. Cuando hablamos de empresa debemos plantearnos de qué tipo se trata, cómo se organiza y que su actuación y el sistema económico son dos caras de la misma moneda.

En su despliegue práctico, la empresa ciudadana impulsa la innovación estructuralmente transformadora a través de los productos o servicios que ofrece; las condiciones de producción, distribución y comercialización; las estrategias de marketing y publicidad; la relación con clientes y proveedores, y su impacto ambiental. Se trata de una concepción de innovación que supera un carácter exclusivamente utilitarista, que tiene en cuenta las necesidades «no inducidas» y las consecuencias sociales y ambientales de su producción.

Asumiendo la necesidad de transformar el ámbito social donde opera y mejorarlo estructuralmente, la empresa ciudadana favorece la concienciación de una ciudadanía activa con relación al consumo, la cooperación, la reciprocidad y la solidaridad: favorece el nacimiento y consolidación de una ciudadanía responsable.

A la vez, incorpora la noción de viabilidad socioeconómica, apoyada en objetivos a medio y largo plazo de carácter no especulativo. La empresa ciudadana contribuye a organizar y desarrollar circuitos económicos completos de acuerdo con lógicas diferentes de las hegemónicas en el mercado actual (como el mercado social), que vinculen la producción sostenible de bienes y servicios con el consumo responsable.

La empresa ciudadana, una palanca de los seguros éticos

Los seguros éticos y solidarios y la certificación EthSI son herramientas necesarias que, en promover la recuperación del sentido mutual de los seguros, una política de inversiones social y ambientalmente responsable y una gestión participada y equitativa, pueden acercar las entidades operadoras del mundo de los seguros a las potencialidades transformadoras de la economía social y solidaria y de la empresa ciudadana.

Por estos motivos, los seguros éticos y solidarios cobran sentido como parte de la solución para salir de la crisis estructural, impulsando la construcción y la consolidación de una economía que sitúe las personas y la vida en el centro.